[one_half]Indicios o visto de otro modo, dos paradigmas fundamentales; el de la concentración y fusión para fortalecerse, y el segundo, el paradigma de las acciones proactivas a proyecciones o previsiones de ocurrencia en el futuro.[/one_half] [one_half_last]
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El primero, son los indicios al que se refiere el artículo de esta semana, la concentración de medios de comunicación, con sus consiguientes implicaciones en los servicios telemáticos y las estrategias de información y comunicación interna, como ejemplo del proceso de fusión, convergencia y concentración típico de crecer para ser más fuertes y explotar las fortalezas, recursos, o sinergias de la unión, abarcando más nichos de mercado y/o más mercados y/o clientes potenciales e interconexiones y relaciones de primer y segundo, y hasta tercer nivel entre ellos.
Periódicamente, podréis observar en prensa, que hay indicios de concentraciones en determinados sectores o mercados, ya sea entre compañías similares que operan en sectores de zonas geográficas dispares o entre organizaciones que comparten el público objetivo de la misma zona geográfica. No hay que olvidar, sin embargo, que también pueden aparecer indicios de tendencia opuesta, tendencia a disgregar, descentralizar, y especializarse en nichos específicos y claramente determinados.
Y el segundo, que es el que realmente me interesa más destacaros para que lo analicéis y profundicéis, la tendencia siempre existente en los movimientos bursátiles en basarse en intuiciones a futuro, indicios, y/o en extrapolar una serie de datos, que en principio no significan nada más que lo que significan por si solos a una, entiéndaseme la comparación, “teoría conspiratoria”, en la que los datos que parecen apoyarla se magnifican y tratan como certezas incuestionables, los que no la contradicen se incorporan como favorables, y los que parecen contradecirlo, se omiten, ignoran, y rebaten como falsos, equivocados o superfluos, o anecdóticos, o aún más divertido, se muestran como evidente evidencia de que al ser contrarios no son sino una estratagema de vete a saber que oscuros intereses para ocultar la verdad, convirtiendo la negación de una afirmación en la prueba de la veracidad de la afirmación.
De todos modos esta acción proactiva, lo que en el acervo popular siempre se ha denominado como “vender la piel del oso antes de cazarlo” o “poner la venda antes que la herida”, hace que en muchas ocasiones, tanto las buenas como las malas noticias al final no tengan cuando se producen realmente no tengan la repercusión que debieran o se les atribuye, porque previamente a su ocurrencia, la percepción por los actores involucrados de su inmediatez en uno u otro sentido en base a los posibles indicios existentes, y su proactividad al respecto, hace que las haya amortizado, para bien o para mal, porque ya se ha “descontado” su efecto en los días, u horas previas inclusive, a que el hecho en sí mismo se produzca.
Y si al final los indicios eran solo eso, indicios, o ni siquiera eso, y el hecho en sí no se produce, pues ahí estarán otras previsiones, percepciones, o intuiciones que se encargaran, o no, de corregir los efectos del equivoco, pues es bien sabido que nadie escarmienta en cabeza ajena, y de ellos además, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces, y las que haga falta, con la misma piedra.
Ya que la verdadera cuestión que os he querido transmitir no es si la fusión o concentración comentada se realizara o no, que es probable que sí, pero eso realmente no nos debe importar en este análisis de la noticia, lo que debemos tener en cuenta es los efectos que produce la mera previsión o creencia, si, creencia, que en algunos casos, puede llegar a ser equiparable a una creencia religiosa, teniendo fe sin nada que lo apoye, en que algo se va a producir y las reacciones inmediatas a los posibles indicios, reales o no, claros o no, relevantes o no, mesurables o no, de que así sea.
Un saludo a todos
Clip de prensa: Boletín Semanal