[one_half]
La previsión social se apoya en tres pilares, el público, el privado y el empresarial, si bien en España, los planes de pensiones de empresa no han despegado como lo han hecho en otros países. La normativa, la protección estatal, el carácter propio de los españoles y tantos otros factores son posiblemente la causa de ello.
[/one_half] [one_half_last][/one_half_last]
Solemos pensar que es mejor gestionar nosotros mismos nuestro dinero a que sean otros los que lo hagan, como ocurre en los planes de pensiones de empresa, pero ciertamente muy pocas personas tienen la disciplina férrea de afrontar un plan de ahorro y una estrategia de inversión para ese “pequeño porcentaje” que podemos derivar íntegramente a planificar la jubilación y se disuelve mes tras mes en el día a día.
Psicológicamente no nos resulta agradable ceder algo que consideramos nuestro, bueno ni tampoco algo que esperamos que en el futuro sea nuestro pero la intensidad del rechazo en este caso es menor. No queremos que se nos quite un pequeño % del sueldo ni aún a sabiendas que en el futuro volverá a nosotros como en los planes de pensiones de empresa, sobre todo porque ya hemos establecido nuestras rutinas de gasto y nos hace falta ese dinero, ahora bien si se tratase de un dinero que aún no lo hemos hecho “nuestro” como los aumentos salariales, seguramente el rechazo sería menor.
En el artículo de Manuel Conthe que os enlazo abajo, se explican varios modelos de propulsión de los planes de pensiones de empresa llevados a cabo en diferentes países e incluso por el Gobierno Vasco, ¿Qué os parece? ¿Sentiríamos rechazo y descontento o como dice el autor “el automatismo de las aportaciones futuras ponía al servicio del ahorro la tendencia humana a la inercia y a la aceptación pasiva de las reglas subsidiarias”?
Marisa Vercher (Profesora del Máster en Asesoramiento Financiero y Seguros de la UPV)
Artículo: LOS PLANES DE PENSIONES DE EMPRESA Y EL PRINCIPIO DE LYAUTEY