En el mes de marzo de 2021 entró en vigor el reglamento sobre la transparencia de la información en materia de sostenibilidad para los productos financieros, (SFDR, es el acrónimo de Sustainable Finance Disclosure Regulation). Esta normativa europea es aplicable a todas las entidades financieras que comercializan productos de inversión en cualquier país de la zona euro.
El objetivo de la misma es aportar un mayor conocimiento e información del nivel de implicación de ASG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) o ESG (por sus siglas en inglés), que tiene un producto de inversión. La transparencia es fundamental para el inversor, pudiendo encauzar sus decisiones de inversión en función de su compromiso con la sostenibilidad.
Desde que entró en vigor el SFDR las gestoras y entidades están centradas en el proceso de clasificación y adaptación de sus productos financieros de inversión, como los fondos, dentro del nivel de sostenibilidad que corresponda en uno de estos tres artículos:
- Artículo 6:Aquí están todos los productos de inversión que no consideran riesgos ESG o que se declaran expresamente como no sostenibles.
- Artículo 8:En este artículo se incluyen los fondos en los que, al menos el 50% de sus inversiones, promuevan objetivos sociales, medioambientales o de buen gobierno. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene registrados más de 140 fondos dentro de este artículo.
- Artículo 9:Establece los requisitos más exigentes; aquí se incluyen los denominados fondos de impacto, cuyas inversiones se destinan directamente a objetivos de inversión sostenible. Por el momento, solo 9 de los fondos inscritos en la CNMV cumplen estos exigentes parámetros.
Actualmente, los fondos de los artículos 8 y 9 representan cerca del 25% del total de fondos de la Unión Europea pero la previsión es que ese porcentaje se duplique en un año. El 90% de estos fondos se gestionan de forma activa.
La inversión sostenible no es una moda pasajera, ha venido para quedarse y su evolución demuestra que es una tendencia imparable en la gestión de activos, por lo que el asesor financiero tiene un papel importante a la hora de aconsejar a sus clientes.
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