La figura del asesor financiero se ha convertido en esencial durante la crisis del coronavirus. Cuando estalla una crisis económica a nivel mundial es necesario disponer de aquella persona que permita proteger los ahorros de la población, y a la vez, saber cómo sacar provecho de la situación.
Invertir en un asesor financiero
El pensamiento erróneo de muchas personas es que en momentos de crisis es necesario vender porque va a bajar el precio de los valores en el mercado. Sin embargo, la realidad es que las crisis generan oportunidades que deben ser aprovechadas. Por ello, disponer de un asesor financiero y un experto en mercados de valores permite contar con una visión objetiva y un guía que permita saber cómo actuar en cada una de las etapas. Dará calma en todo momento y aportará la cabeza fría y los conocimientos necesarios*.
Este tipo de rol empezó a crecer durante la crisis inmobiliaria de 2008. Sin embargo, en ese caso fue coyuntural y solo requirió el rescate de algunos bancos. En este caso, con la COVID-19, este tipo de crisis ha afectado a todos los mercados de forma mucho más globalizada. Este tipo de asesoramiento mucho más cercano permite conseguir la confianza necesaria. Además, es totalmente personalizado y el cliente puede presentar sus objetivos para conseguirlos.
A raíz de la crisis de 2008, se implantó lo que se conoce como directiva de mercados MiFid II, que separa los comerciales de productos financieros con los que se dedican puramente a la asesoría. De esta forma, la relación es aún más personalizada. Muchos, con una orientación correcta, están encontrando en el coronavirus una oportunidad muy grande para generar rentabilidad a partir de las inversiones.
En definitiva, disponer de un asesor financiero permite contar con el soporte adecuado para invertir en la dirección correcta sin comprometer los ahorros a corto plazo. ¡Adelante!