Los bancos están sufriendo un 2020 complicado en materia hipotecaria, una de sus principales actividades de negocio. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística, la compraventa de viviendas se ha frenado en seco a consecuencia de la pandemia y la firma de créditos acumula cinco meses de retrocesos. Para colmo, el euribor marca tipos negativos, lo que está llevando a las entidades a apostar por hipotecas a tipo de interés fijo.
El euríbor marca un mínimo histórico en septiembre
El índice con el que cerró septiembre fue el -0,412 %, el más bajo de todos los tiempos. A pesar de que el euríbor parecía haber tomado en los últimos meses una carrera imparable para volver a nivel 0, la emergencia sanitaria propició este desplome.
Aunque los expertos indican que la caída de este indicador está a punto de detenerse, no parece que vaya a ser pronto cuando vuelva a marcar porcentajes positivos. Una de las principales causas tiene que ver con la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que todo hace indicar que se seguirá manteniendo mientras se prolongue esta situación excepcional.
El exceso de liquidez que ha inyectado la entidad para hacer frente a la crisis se ha traducido en un abaratamiento de los préstamos. A ello hay que sumar el miedo de los bancos a que se produzca un debilitamiento del sistema financiero, lo que está provocando una sucesión de fusiones y absorciones.
Las hipotecas a tipo de interés fijo superan ya en España el 52 % del total de las que se firman, lo que ha roto por completo con la tendencia histórica del sector. Sin ir más lejos, en 2015 este porcentaje rondaba el 5,5 %. Ante este escenario, las entidades ya no encuentran atractivo en los créditos a tipos variables. Además, toman más precauciones ante un eventual aumento de la morosidad a causa de la pandemia.